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26 de abril de 2004

Un simple diario (otra vez)

A pesar de los films (que valen poco para ti, pero un poco más para mí), de las fotos y montajes, de las actualizaciones y la música de fondo, del tag-board, de las notas y de mi perfil, del diseño y de mi correo electrónico, de los contadores y de diaryland en sí... esto es sólo un sitio de ideas... ¿debería borrar todo y dejarlo en blanco? Yo sé que aunque lo deseé, la estación de tren presente no es está, de rojo o cualquier foto .jpeg no es nada de eso si no la que veo con mis ojos de vez en cuando. Pero también sé bien que este no soy yo, ni el otro, ni mucho menos el que tienes en tu cabeza en este momento. Seré yo en ti, cuando argumentemos, cuando dialoguemos. Mientras tanto soy una imagen en tu cabeza. Y lo poético no es precisamente lo que crees que es. Y estar conciente que a veces somos nosotros mismos cuando nos leemos con los demás, en alguna línea lúcida en un espacio escrito. Porque no estamos sólos en la vida, ni tenemos verdades absolutas en nosotros mismos, las (compradas) palabras nos conforman, ante hechos comunes que compartimos con los demás. Compartir, no proyectarse en los demás. Otra vez. Duda, duda...

6 de abril de 2004

Piérdete en la metafísica de 'Ágætis byrjun'

Estoy seguro que para entender en el presente de metafísicas debimos haber escuchado a nuestros abuelos en la infancia, debimos haber ido a una primaria para conocer la Historia Universal, la Biología, las Matemáticas, el Español. Después haber asistido a una secundaria donde la Química y la Física hicieran acto de exacta presencia. O pudiste no haber ido a la escuela y por el contrario, y no menos importante, conocer la historia de cierta persona a la que le suceden cómicos pasajes, aprendido a sumar y restar en una ardua situación que redimiera los pesos, descubrir la fisonomía de una verde planta palpando. Conocer el etcétera en ambos casos.

Debimos haber tenido el deseo de poseer algo, sea etéreo o probablemente material. Haber jugado con simples y manuales clavijas u otros juegos manufacturados e importados dudosamente de algún lejano país populosamente habitado. Haber vivido particulares hazañas comunes en un sujeto colectivo, habiendo tenido tal vez no la misma reacción que la de tu prójimo. Haber escuchado algo para que en el futuro se conformará algún complejo que hasta el día de hoy no puedes descubrir en qué momento se creó. Haber creído sin comprobar.

Para notar o percibir la metafísica debes estar haciendo muchas cosas. Estar enterado de cuántos mueren y dónde y cómo. Apreciar con el tacto el seco y natural ingrediente que compone el noticiero escrito, el dogma veraz y objetivo.

Para saborear la metafísica debiste haber conocido a alguien que por naturaleza genética (no puedo usar otra palabra que no sea Naturaleza) descubriera el romance junto a ti. El color rosa y glamoroso y apasionante de la vida. Bueno, esto en caso de que vivas... iba a decir en la ciudad, pero hasta en el campo conocen los boleros y las rancheras (canciones me refiero). Sí, para entender la metafísica el amor debió haberte pegado. Aunque no distingas en que dirección caíste ni quienes fueron los asistentes ante tal atropello. Duda, duda.

Para entender la metafísica debes tener estos referentes y otros muchos más. Estas costumbres que te dicen que el tiempo corre y no se detiene. Debes olerlos al pie de un risco propenso al declive, esperando a que el viento arrecie para que lo inevitable vuelva a suceder.

La fe puesta angustiosamente en un instante poético añorando que derrumbe toda esas cosas vividas, aniquilándolas y diciéndote que de nada valen todos esos vagos registros escritos y audio-visuales. Eso que con estas ordenadas palabras no puedo decir, sino necesitaría decirlo en desorden, en caos. Ya que esto es sólo prosa.

Espero que encuentres en algún momento no acostumbrado de tu vida, tal vez en el minuto 2:10 de alguna canción sin letra/no entorpecedora eso que intento decirte y que te libera, que borra registros. En un poema, largo, corto poema anhelo que encuentres. Pero encuentres no sólo para ti, que cuando te encuentre a ti, también encuentres a los demás a mí y a él o un círculo grande de personas. Un círculo del tamaño de la Humanidad. Busca la intuición del instante.

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