Madrid es una ciudad cosmopolita, tanto así que con un poco de suerte puedes encontrar un pub o bar donde puedes tomarte una michelada.
El viaje duró finalmente cinco días, en los que visitamos la ciudades de Madrid y Sevilla. Fuimos tres los afortunados, Ramón, Elena y yo. Ramón es el otro chico mexicano con el que comparto el piso y Elena es una italina erasmus a la cual invité. Hay una gran cantidad de gente erasmus en Oviedo y en general, en España por lo que puedo apreciar.
El día de San Patricio por fin mi abanico de potenciales amistades vio luz. Una chica irlandesa -Claire- reunió a un chingo de estudiantes de intercambio en el parque de Los Prados, donde también hay una iglesia Patrimonio de la Humanidad (a la cual todavía no entro). Ahí, Claire compartió con el resto de la gente unos ricos... wafles...? Bueno, el caso es que estaba buenos y los podías untar con chocolate o azúcar. Los italianos jugaban fútbol con una pequeñísima pelota y después terminamos jugando beisbol con una botella de sidra como bate.
En Madrid todo es muy diferente que en Oviedo. Líneas del metro que te llevan a todas partes, lenguas de muchas partes del mundo que resuenan por las calles, muchos museos.
Viajar es como subirse a un tren del tiempo, un tren en el que hay que desplazarse por dentro, porque no se mueve por sí solo. Quizás sí y yo no me doy cuenta...
El viaje duró finalmente cinco días, en los que visitamos la ciudades de Madrid y Sevilla. Fuimos tres los afortunados, Ramón, Elena y yo. Ramón es el otro chico mexicano con el que comparto el piso y Elena es una italina erasmus a la cual invité. Hay una gran cantidad de gente erasmus en Oviedo y en general, en España por lo que puedo apreciar.
El día de San Patricio por fin mi abanico de potenciales amistades vio luz. Una chica irlandesa -Claire- reunió a un chingo de estudiantes de intercambio en el parque de Los Prados, donde también hay una iglesia Patrimonio de la Humanidad (a la cual todavía no entro). Ahí, Claire compartió con el resto de la gente unos ricos... wafles...? Bueno, el caso es que estaba buenos y los podías untar con chocolate o azúcar. Los italianos jugaban fútbol con una pequeñísima pelota y después terminamos jugando beisbol con una botella de sidra como bate.
En Madrid todo es muy diferente que en Oviedo. Líneas del metro que te llevan a todas partes, lenguas de muchas partes del mundo que resuenan por las calles, muchos museos.
Viajar es como subirse a un tren del tiempo, un tren en el que hay que desplazarse por dentro, porque no se mueve por sí solo. Quizás sí y yo no me doy cuenta...