Mi ortografía ha mejorado, así como los signos de puntuación. Utilizo menos anglicismos y últimamente me he dedicado a suprimir hechos cotidianos. Ya no cuento tantas anécdotas, pensamientos, sentimientos o demás vivencias de un día.
Cuando era niño, escribir me gustaba poco. Si en la primaria tenía por tarea crear un cuento, mi experiencia literaria recurría inmediatamente a fábulas o a la literatura fantástica. Incluso el cuento que ganó el cuarto lugar, en mi sexto semestre de la preparatoria tenía un contenido fantástico/cuento de hadas.
Un diario es entonces un intento de estilo escrito más vivencias personales. Las vivencias son más rápidas que el cambio del estilo. La vida se nos presenta de golpe. Y sentarse a reescribirla demanda sabia clarividencia. Si uno mismo se lo exige.
Otros días es garabatear el cuaderno e irse directo a la cama.
Cuando era niño, escribir me gustaba poco. Si en la primaria tenía por tarea crear un cuento, mi experiencia literaria recurría inmediatamente a fábulas o a la literatura fantástica. Incluso el cuento que ganó el cuarto lugar, en mi sexto semestre de la preparatoria tenía un contenido fantástico/cuento de hadas.
Un diario es entonces un intento de estilo escrito más vivencias personales. Las vivencias son más rápidas que el cambio del estilo. La vida se nos presenta de golpe. Y sentarse a reescribirla demanda sabia clarividencia. Si uno mismo se lo exige.
Otros días es garabatear el cuaderno e irse directo a la cama.
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