En estos cinco días que no he escrito he tenido varias ideas para publicar. Una era la de hacer una canción basada en el círculo de sol, que sería deconstruída por el círculo del sol, hablaría de una cotidianidad mexicana. Pero no, esa idea ya no.
Otra idea que tenía para escribir aquí era el título de un email publicitario de esos que inundan el buzón electrónico. El título decía: ¿Necesita una mano? Seguro que no fui la única persona a la que le llegó este email en México o Latinoamerica, pero cómo podría interpretar una persona el contenido del mensaje con sólo leer el título... ¿Sabe usted que somos mancos, que somos dueños de una empresa maquiladora y necesitamos obreros o simplemente es una metáfora común para decirme que puede usted ayudarme en una situación que yo solo no puedo resolver...?
Esta situación particular de la mano me dio muchas ideas para pensar, sin embargo no será éste el corpus total de esta entrada. También he vuelto a pensar en las posibilidades del diario y la retórica que en éste mismo utilizo. Creo que se pierden muchos puntos/bolitas/frijolitos/maíz para jugar lotería/lectores cuando uno habla de experiencias propias sin abstraer. Tampoco es que escriba siempre sobre mí, pero cuando tú vives algo de una manera y otra persona vive la misma situación de otra forma, no podemos encerrarnos en nuestra experiencia, porque entonces la otra persona si no es paciente, negará rotundamente la solución de este o aquel acto.
Deberíamos pues, no narrar sólo el hecho sino también reflexionar en torno a él. Por eso sufro derrotas cuando no encuentro abstraer hechos vividos, pero sé bien que no es instantáneo. En la película Blowup de Antonioni, un pintor dice que hace pinturas para comprenderlas después: dos, tres, cinco años después. ¿Y si algunas de nuestras experiencias son iguales? Un desamor, la muerte de un familiar cercano, un viaje, un libro, una persona que brotará en amistad, el ALCA, la historia del país de cada uno o cualquier hecho a largo plazo.
Para vivir me recuerdan que: agua, comida, dormir, temperatura ambiente, calor, afecto. Ni libro, ni ALCA, ni viaje, ni desamor. Condimentos, postres, sal, sabor. Clasificaciones de las necesidades básicas o secundarias en la vida del ser humano. Necesidades materiales e inmateriales. Le diré entonces al remitente de aquel correo electrónico, que sí, que sí hay gente, mucha gente que necesita que nos den una mano.
Otra idea que tenía para escribir aquí era el título de un email publicitario de esos que inundan el buzón electrónico. El título decía: ¿Necesita una mano? Seguro que no fui la única persona a la que le llegó este email en México o Latinoamerica, pero cómo podría interpretar una persona el contenido del mensaje con sólo leer el título... ¿Sabe usted que somos mancos, que somos dueños de una empresa maquiladora y necesitamos obreros o simplemente es una metáfora común para decirme que puede usted ayudarme en una situación que yo solo no puedo resolver...?
Esta situación particular de la mano me dio muchas ideas para pensar, sin embargo no será éste el corpus total de esta entrada. También he vuelto a pensar en las posibilidades del diario y la retórica que en éste mismo utilizo. Creo que se pierden muchos puntos/bolitas/frijolitos/maíz para jugar lotería/lectores cuando uno habla de experiencias propias sin abstraer. Tampoco es que escriba siempre sobre mí, pero cuando tú vives algo de una manera y otra persona vive la misma situación de otra forma, no podemos encerrarnos en nuestra experiencia, porque entonces la otra persona si no es paciente, negará rotundamente la solución de este o aquel acto.
Deberíamos pues, no narrar sólo el hecho sino también reflexionar en torno a él. Por eso sufro derrotas cuando no encuentro abstraer hechos vividos, pero sé bien que no es instantáneo. En la película Blowup de Antonioni, un pintor dice que hace pinturas para comprenderlas después: dos, tres, cinco años después. ¿Y si algunas de nuestras experiencias son iguales? Un desamor, la muerte de un familiar cercano, un viaje, un libro, una persona que brotará en amistad, el ALCA, la historia del país de cada uno o cualquier hecho a largo plazo.
Para vivir me recuerdan que: agua, comida, dormir, temperatura ambiente, calor, afecto. Ni libro, ni ALCA, ni viaje, ni desamor. Condimentos, postres, sal, sabor. Clasificaciones de las necesidades básicas o secundarias en la vida del ser humano. Necesidades materiales e inmateriales. Le diré entonces al remitente de aquel correo electrónico, que sí, que sí hay gente, mucha gente que necesita que nos den una mano.
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