Hoy conocí a una mujer
ignorada en su poema,
en los polos incrustados
va la sangre, la condena.
No sé aún si la casualidad de las cosas ha logrado que nuestros encuentros esporádicos concreten y arrecien las tinieblas que de ti tengo. No hay poesía sin desconocimiento previo dicen las viejas escrituras. Y si el destino dicta la rigurosa prosa que sostedrá el analfabetismo que de tus letras tengo, sea pues ésta la fragancia que interpole mis Odiseas por aproximarme a ti, poesía.
Adivina:
Cuando me siento,
me estiro
cuando me paro,
me encojo
entro al fuego
y no me quemo
entro al agua
y no me mojo
La sombra.
ignorada en su poema,
en los polos incrustados
va la sangre, la condena.
No sé aún si la casualidad de las cosas ha logrado que nuestros encuentros esporádicos concreten y arrecien las tinieblas que de ti tengo. No hay poesía sin desconocimiento previo dicen las viejas escrituras. Y si el destino dicta la rigurosa prosa que sostedrá el analfabetismo que de tus letras tengo, sea pues ésta la fragancia que interpole mis Odiseas por aproximarme a ti, poesía.
Adivina:
Cuando me siento,
me estiro
cuando me paro,
me encojo
entro al fuego
y no me quemo
entro al agua
y no me mojo
La sombra.
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