El cristianismo histórico, según Crossan, es fruto de tres tradiciones que se fueron entrelazando. La primera es la Tradición de la Vida, que enfatiza los dichos de Jesús y propone un modo de vida inspirado en sus comportamientos libertarios. Tiene un cuño campesino, pues medró en la Galilea rural. La segunda es la Tradición de la Muerte y de la Resurrección, que procuraba entender por qué Jesús fue asesinado si después fue resucitado. La resurrección era entendida en el cuadro de la apocalíptica, que afirmaba el carácter cósmico del fenómeno: el comienzo de la renovación del mundo y de la transfiguración del ser humano. Ésta es más urbana, pues fue elaborada a partir de Jerusalén. La tercera es la Tradición de la comida común. Eran tanto comidas reales como comidas compartidas comunitariamente que simbolizaban la justicia equitativa de Dios. Lo importante no era el «pan», sino «repartir» el pan. En este contexto se situaba la celebración de la eucaristía. La Tradición de la comida unía las dos tradiciones referidas.Fuente: Boff, Leonardo, Los años perdidos del cristianismo, 2006-05-05.
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26 de octubre de 2006
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