Azules son los salones
donde no comprenden
los silencios.
Anticatorce es la naturaleza de los verdaderos romances
que atesoran las galaxias entre cuellos y bocas.
Anticatorce, los trece y los quince del universo.
Amarás los globos
dejados ir al cielo.
Mundana mi estela,
licenciada en regalar pausas,
antípodas de corazones que fueron
mar en primavera.
Tomados de la mano, dedicamos
palabras de hasta pronto, vuelen bonito.
Has perdido un febrero
transparente y escandaloso,
una canción a medio volumen,
un espacio sin concreto.
Se repite frustrado por
hojas otoñales al no saber
cuándo las alcobas o cuándo los alacranes,
se repite...
En el paseo que dan
los vestigios de primeras miradas,
nos encontramos soñando.
Aquellos que en sus horas
van de a poco equilibrando.
Por eso la pobre realidad
apaciguó a la habitada ficción de invierno.
Por eso cubre el frío
nuestro manto, horno de esos.
Como némesis nacen las estaciones
y los días,
el tiempo es la cama
donde tiran los dados su venganza.
Florea una prueba irrefutable
de mi amor que es verano,
tocas y calientas con ella las sabanas.
Árboles de me gustas y
terremotos de te quiero
que no terminan de ser tan así,
tan sonoros, tan gustosos
de viento.
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13 de febrero de 2007
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