El siguiene poema lo soñé, literalmente. Era como si recibiera un dictado y cada imagen se representaba visualmente también en el sueño. Es la primera vez que me pasa y pasó definitivamente, por el alto nivel de pasión que actualmente siento:
Poema de la distancia
Guardo silencio para darle cuerda
al radar de los kilómetros
de muros, las ventanas y las cosas,
los objetos que los humanos llaman
bienes hasta el otro lado del mundo,
donde los hombres se dedican a arcar
productos sin sexo, otorgando
monedas por miradas a
seres felinos ausentes de toda batalla
Atravieso la materia de una bomba atómica
que será lanzada en una ciudad fértil de amor
para saciar el regocijo de magnates
necios, cariñosos que creen que hacer
el amor es coger un billete
llegar al orgasmo más económico y pobre,
libranos Señor de tanta suerte
Primero guardo silencio y te siento,
sí, te siento entera por fin,
luego oscura, completamente vaga por fin,
irremediablemente tuya eres, y siento
como te desplazas del salón a la
almohada, escalando calles de palabras,
mi radar es un fomento a la lectura
De manto es tu silencio que
me dice soy tuyo, de nadie más
que el viento tuyo, duro, sólido palacio
donde se ajustan las fronteras del mundo,
vuelan listones, tuercen las palmas,
ahuyentan todo descanso a los sensonres
del festín de la vida es sentire donde no estás
Solo el que ha estudiado
en una escuela pública de olvidos
sabe cómo se pierden las sílabas
ignorantes de epidermis,
por esto guardo silencio, mi mejor clase,
la que derrumba las hectáreas
y tolera la geografía particular
de tus barullos, que me dicen hola, adiós,
hola, adiós, hola adiós,
adiós, adiós, adiós,
como si replegaras tus astas de manos
El radar es un acuerdo de amantes,
de pétalos que decidieron sol con otro acento,
en otro idioma indiferente
al que toca, al que siente
el poniente humor del amoroso
Vuelvo, guardo silencio y te siento,
ciego, te veo
sordo, te escucho
mudo, te hablo,
tanto me bastan los segundos de tacto
de encontrarte las pieles del alma
escanciada por las sábanas
Como ecos sin resonancia, cada abrazo
cada piedra se hace mía, se hace
aire de mis venas, células de un cuerpo
más diurno que pasa y te encuentra
más arena que invisible, es el amplio relieve
conformado por árboles cuando no contienden
más por la estulticia de sonidos
que se asoman y reclaman asiento, piel, oídos
Separados de los afectos
habrá tiempo apenas para
recoger el sigilo, más fuerte y maduro,
así ganaremos silencio,
así aguardaremos tranquilos.
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