El automatismo pretende ser el reflejo del inconsciente, el espejo con el cual podemos ver el interior del individuo. Es una forma de expresión que ha existido desde siempre y que durante años ha sido erróneamente considerada una técnica, siendo ésta un movimiento en sí, que da origen a otras formas de expresión como el surrealismo.
La manera de escribir automáticamente es dejar que todas las ideas que vienen a tu mente cobren presencia al ser escritas. Escribir lo más rápido posible, sin pausas, para que sea el incosciente el artifice del texto producido. Al principio el resultado parecería incoherente, sin embargo, hay un halo racional siempre entre esa textura textual.
Y en este momento comienza un ejercicio automatista:
La noche como una variante mécanica de la mexicanidad insoluta. Mi versión particular de este cuadro noctura, es la ausencia de calles que cruzan las luces que el Sol se tarde en enviar desde el Polo opuesto a la Luna.
Mi terapeuta dice que el dolor es bueno cuando la cama salta. Sentimientos desolados brillan bajo un manto de noches telúricas. La cura del caro estilo de vida actual, es la comedia transitoria que habita en tus pantalones.
Sin duda, es justo armarse de valor para morir en el intento. Pero resucitar es todavía más violento, sin dudas al fin. Parménides estaría descontento de saber que algo surge de la nada. Que la palabra es pensamiento independiente de la realidad. La realidad proyecta pero el pensamiento sólo responde. Los creadores dicen que crea y el universo se menea.
Me gusta la rima entre las estrellas y la luna, me gustan los aviones que tocan las dunas del cielo. Me gustan las mujeres que vuelan con altura. En los días de otoño lo animales pretenden descubrir las cuevas que ocultan a las mariposas del estómago enfermo. En invierno reposan sus grises tonos. Me gustan los tonos que no requieren colores. Me gusta ser participe del reconocimiento en el todo, en lo mucho o en lo poco.
El agua es agua hasta que el fuego quiere. Lo indeterminado nunca sabe dirigir orquestas de manos grandes. Los músicos nunca encuentran guantes de su medida. Los equilibristas siempre encuentran la cuerda floja para jugar al rey mago. Los equilibristas caen y rebotan y suben. Pero no saben que suben.
Hay un video que guardo en el sepulcro de mi habitación, es una ventana que trabaja como secretaría del aire, como piscina de los polos norte y sur. La realidad que esté escondidad en estas palabras sueltas será recompensada con una cruz de navajas por una mujer. Y tu piel que con esta mañana de enero que no dan ganas de ir trabajar. Se raya el disco que no es rayable, ups.
Time OUT.