Sí, seguramente justo como hoy. Me sentaré -mas no ante esta pantalla- y escribiré por partes desiguales, en fragmentos amorfos, mis cavilaciones intestinales. Con esto quiero decir, que en un futuro próximo, señoras y señores, cuando por fin cierre este ciclo de escribir para mí -y para los demás- me comprometeré finalmente, en escribir para otros más, escribir desde otra trinchera, desde una situación menos cómoda, menos estéril. Amo este diario, sin él no hubiera descubierto tacho esa palabra, quiero decir, desarrollado mi personalidad verdadera. Mucha gente es a través de Internet de un modo distinto a su forma de ser en la vida real, lo ven como una parte de sí mismos, como una parte muy lejana para ser personificada en la realidad. Desde un principio, mi meta fue verme, escucharme, pero al mismo tiempo ladeando el espejo hacia otros reflejos, invitándome a ser yo en otras comunidades. Y el día se acerca, y el molde tiembla.
Un credo
de John Masefield
Yo sostengo que cuando una persona muere
su alma vuelve de nuevo a la Tierra;
vestida con un nuevo disfraz de carne,
otra madre le da a luz.
Con miembros robustos y un cerebro más listo
la vieja alma toma el camino de nuevo.
Tal es mi convicción y creencia;
esta mano, esta mano que sostiene el lápiz,
ha sido cientos de veces polvo
y se hizo, como el polvo, polvo otra vez;
estos ojos han parpadeado y se han mostrado
en Tebas, en Troya, en Babilonia.
Todo lo que con razón piense o haga,
o invente, o eche a perder, o bendiga, o dinamite,
será una maldición o bendición justamente debido a
la pereza o al esfuerzo en el pasado.
Mi vida es una declaración de la suma de
de vicios satisfechos, o vencidos.
Sé que en mis futuras vidas
mi apenado corazón sufrirá y se quemará,
Y adorada, en vano,
la mujer a quien solía despreciar
y negar para ver a otra más, tenga
el amor que rechacé, el amor que ella dio.
Y yo sabré, en cólericas palabras,
en burlas, y bromas, y muchas lágrimas
una bandada de colibríes,
las burlas y desprecios que pronuncié aquí.
La valiente palabra que no me atreví a decir
me marcará cruel en la mejilla.
Y como ando en los caminos
seré ayudado y sanado y bendecido;
Voces dulces me alegrarán y serán como aguijones
para impulsarme a las alturas antes insospechadas.
Mi camino será el camino que realice;
todo lo que dé, será devuelto.
Así que voy a luchar, voy a pisar fuerte,
en esta larga guerra bajo las estrellas;
Así una gloria corone mi cabeza,
Así yo me desmaye y muestre las cicatrices,
hasta que, este torpe molde,
sea fundido por completo, en oro real.
Un credo
de John Masefield
Yo sostengo que cuando una persona muere
su alma vuelve de nuevo a la Tierra;
vestida con un nuevo disfraz de carne,
otra madre le da a luz.
Con miembros robustos y un cerebro más listo
la vieja alma toma el camino de nuevo.
Tal es mi convicción y creencia;
esta mano, esta mano que sostiene el lápiz,
ha sido cientos de veces polvo
y se hizo, como el polvo, polvo otra vez;
estos ojos han parpadeado y se han mostrado
en Tebas, en Troya, en Babilonia.
Todo lo que con razón piense o haga,
o invente, o eche a perder, o bendiga, o dinamite,
será una maldición o bendición justamente debido a
la pereza o al esfuerzo en el pasado.
Mi vida es una declaración de la suma de
de vicios satisfechos, o vencidos.
Sé que en mis futuras vidas
mi apenado corazón sufrirá y se quemará,
Y adorada, en vano,
la mujer a quien solía despreciar
y negar para ver a otra más, tenga
el amor que rechacé, el amor que ella dio.
Y yo sabré, en cólericas palabras,
en burlas, y bromas, y muchas lágrimas
una bandada de colibríes,
las burlas y desprecios que pronuncié aquí.
La valiente palabra que no me atreví a decir
me marcará cruel en la mejilla.
Y como ando en los caminos
seré ayudado y sanado y bendecido;
Voces dulces me alegrarán y serán como aguijones
para impulsarme a las alturas antes insospechadas.
Mi camino será el camino que realice;
todo lo que dé, será devuelto.
Así que voy a luchar, voy a pisar fuerte,
en esta larga guerra bajo las estrellas;
Así una gloria corone mi cabeza,
Así yo me desmaye y muestre las cicatrices,
hasta que, este torpe molde,
sea fundido por completo, en oro real.