Qué increíble, pero al mismo tiempo esperado es el descubrir algo que ya intuías en ti mismo. Quizás es sólo claridad, evolución, reacomodamiento o adaptación. No sé. La cosa es que sé que viene un cambio importante en mí, ya lo huelo, ya lo saboreo. Construyo sobre mis huesos, músculos y ensoñaciones otro firmamento más firme, más flexible, más humano. Al mismo tiempo, es como si muriera gradualmente pero el darme cuenta que estoy muriendo fuera un alivio. Lo que me dolió fue la enfermad, que ahora es sal, que ahora es paz. ¡No mames! Con qué ternura cae el golpe, con cuánta fluidez pasa la sangre y entonces Pablo puebla hablas con sables ya no de niebla, sino tierra; desembarcando en poblaciones más propias, menos prontas. Qué gusto da moverse.
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7 de octubre de 2009
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