Las relaciones humanas están irremediablemente atadas a periodos de plenitud y otros menos afortunados. A veces, nos equivocamos y por decisiones abruptas, irracionales, que vienen del miedo, herimos a otros, pero nos herimos a nosotros mismos también. Querer negar esto sería estar ciego. Pero entonces, ¿cuál es la mejor forma de convivir? Sabiendo, que un día u otro vas a equivocarte y generar dolor.
Si respondemos a esta pregunta desde la negación, yo diría que una cosa que no resolvería esto es quedarse sin hacer nada. No actuar para no generar dolor. Actuamos inevitablemente y si aceptamos que vamos a equivocarnos, entonces lo que habría que mirar es cómo afrontar las consecuencias de nuestros actos desafortunados. Pienso que hay tiempos invisibles donde nuestras contraacciones o contraataques aminoran y nos recuerdan que estamos frente a otros seres humanos que están luchando sus batallas internas y externas que requieren paciencia, valor, coraje, alegría y perdón.
Hay una pequeña victoria en el perdón, porque recuerda que aunque el río siempre lleve agua, así las acciones de los humanos llevarán errores, pero la victoria estará en saber afrontarlos, con amor y compasión. Hasta hacia uno mismo.
Si respondemos a esta pregunta desde la negación, yo diría que una cosa que no resolvería esto es quedarse sin hacer nada. No actuar para no generar dolor. Actuamos inevitablemente y si aceptamos que vamos a equivocarnos, entonces lo que habría que mirar es cómo afrontar las consecuencias de nuestros actos desafortunados. Pienso que hay tiempos invisibles donde nuestras contraacciones o contraataques aminoran y nos recuerdan que estamos frente a otros seres humanos que están luchando sus batallas internas y externas que requieren paciencia, valor, coraje, alegría y perdón.
Hay una pequeña victoria en el perdón, porque recuerda que aunque el río siempre lleve agua, así las acciones de los humanos llevarán errores, pero la victoria estará en saber afrontarlos, con amor y compasión. Hasta hacia uno mismo.