Jorge Galán
Alguien puso semillas en mi mano:
treinta árboles mañana,
un bosque cincuenta años más tarde.
Aves encontrarán el sur en esos árboles
y lobos encontrarán cobijo
y las hormigas crecerán como un cuerpo
entre las raíces ciegas y soñolientas
y alguna vez una casa y otra casa
construirán esas maderas
y el invierno bajará en sedimentos
y el otoño con su total hastío
pondrá sus pies pesados
sobre los troncos gruesos y no los vencerá.
Nada hará que se quiebren.
Y dentro de cien años cien hombres
serán hombres felices amando a sus mujeres
bajo esos techos amplios,
un perfume de bosque flotará todavía
en los hijos que lleguen,
el mundo será el mundo y la noche la noche
las lechuzas de entonces tendrán ojos más grandes
y comerán gorriones lo mismo que alacranes
y el ratón será mínimo como un insecto extraño,
su pálida pelambre lo volverá invisible
de noviembre a febrero, y no tendrá enemigo:
ni el águila ni el hombre, si acaso, la serpiente.
Treinta árboles mañana,
flores malvas y rojas creciendo en ese bosque…
Ayer, unas semillas que alguien puso en mi mano
y que yo lancé al cielo.
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12 de noviembre de 2014
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